A petición vuestra, y después de que el post anterior sobre el origen del Naming de Apple se convirtiera en uno de los más leídos y comentados en Twitter, vamos a tratar el origen del logotipo de Apple y su posterior evolución. Con este post cubrimos la dimensión que nos faltaba por analizar, la visual, de una de las marcas más icónicas de la historia.
De los tres logos que encabezan el artículo, ordenados por orden cronológico, seguro que muchos estáis pensando mirando al de la izquierda: "No conocía ese logo de Apple". Efectivamente, el logotipo original es poco conocido ya que duró aproximadamente un año. Si a ello le añadimos que hablamos del año 1976, es normal que a muchos de vosotros no os suene. Ron Wayne dibujó un logotipo basado en las florituras de los libros ilustrados de ficción de la época victoriana, donde aparecía Newton sentado bajo un árbol y una cita de Wordsworth: "Una mente siempre viajando a través de extraños martes de pensamientos, sola".
Sobre la parte ilustrada del logotipo, algunos han llegado a sugerir que se trataba de un homenaje de Jobs a Alan Turning, pionero inglés de la informática que descrifró los códigos alemanes durante la guerra y después se suicidó, mordiendo una manzana rociada con cianuro. El propio Jobs afirmó que "ojalá hubiera pensado en eso", pero que no lo había hecho. Sobre la cita de Wordsworth, Steve Wozniak decía lo siguiente: "pensé que estábamos participando en la mayor revolución de la historia y me hacía feliz formar parte de ella".
Todo ello le confería a Apple un aire muy poco "corporate", que diríamos hoy. Y es que por aquel entonces Jobs y Wozniak andaban muy ocupados preparando la fundación de la empresa (tenía que parecer "una verdadera empresa"), así que ese logo no dejaba de ser una necesidad vital y urgente que entró en la misma lista de prioridades que la contabilidad o el servicio contestador de Apple. Muy diferente fue la creación de la segunda identidad visual de Apple.
Corría el año 1977 y nuestros dos protagonistas andaban trasteando con prototipos de lo que luego sería el Apple II. Ya entonces, Jobs tenía muy claro que la Comunicación de marca era imprescindible para triunfar en el mercado. Un día llegaron a sus manos una serie de coloridos anuncios de prensa, de la marca Intel, en los que aparecían coches de carreras y fichas de póker, en vez de los habituales y aburridos gráficos de rendimiento. Aquellos anuncios llamaron la atención de Jobs, así que telefoneó a Intel preguntando quién los había creado. "Regis McKenna", le dijeron. A lo que Steve contestó: "¿Y qué es un Regis McKenna?". "Es una persona", le comentaron desde Intel.
Después de algunos encontronazos con Steve Wozniak, McKenna y su equipo se pusieron a trabajar en los folletos para el Apple II. Y fue aquí cuando se creó el famoso logotipo arcoíris de Apple. Tanto el equipo de McKenna como Jobs eran conscientes de que lo primero que debían hacer era sustituir el logo de Ron Wayne, con su estilo recargado y victoriano, que iba en contra del estilo comunicativo colorido y travieso de McKenna. Fue entonces cuando Rob Janoff, uno de los directores artísticos de la agencia, recibió el encargo de crear una nueva identidad visual.
"NO QUIERO UN LOGOTIPO MONO"
Ése fue todo el briefing de Steve Jobs. Janoff presentó la silueta de una manzana en dos versiones o rutas creativas: una de ellas completa y la otra con un mordisco. Según Jobs, la primera de ellas se parecía demasiado a una cereza, así que eligió aquella a la que le faltaba un trozo. La versión final incluía también en la silueta seis franjas de colores en tonos psicodélicos que iban desde el verde del campo al azul del cielo, a pesar de que aquello encarecería bastante la impresión del logotipo.
En el encabezamiento de los folletos, McKenna colocó una quote que a veces se le atribuye a Leonardo Da Vinci, convertida luego en el mantra de la filosofía de diseño de Jobs: "La sencillez es la máxima sofisticación".
Este logotipo fue el que serviría de base en 1998, tras la vuelta de Jobs, para su aplicación monocromática. Apple ha modificado ligeramente las aplicaciones de su logo desde entonces (en positivo, en negativo o en relieve), pero todas ellas guardan estrictamente la forma de la creación de Janoff.
De hecho, algunos han querido ver en esa silueta una perfecta expresión de la proporción áurea. El bueno de Rob dice que "se trata de una leyenda urbana maravillosa" pero lo cierto es que no es la única creación visual (incluidos productos) de Apple que se basan en la secuencia de Fibonnacci.
La importancia del logotipo de 1977 es tal en la historia de Apple que Jobs explicó en las conferencias de All Things Digital lo siguiente:
Cuando regresé a Apple en 1997, iba como un loco por los pasillos de la empresa preguntándole a la gente por qué seguía todavía allí. Hubo una respuesta que me llamó la atención: "Porque todavía creo en seis colores", refiriéndose al antiguo logotipo del arcoíris.
Ese logo se había covertido en la expresión de la esencia de la marca y junto con el baseline de "Think different" se había grabado en la mente de la audiencia de la marca, la de aquel momento y la potencial. Y sin ir más lejos, en la Keynote del iPhone 5 celebrada el año pasado se podía ver el logo de Apple en blanco sobre una serie de franjas de colores que recordaban a la segunda identidad visual de la marca.
La historia del logotipo de Apple nos deja dos learnings branderos: el primero, que a veces hay que romper radicalmente con un logo anterior y otras no. Todo depende de si la identidad que representa ha cambiado o no, es así de sencillo. El segundo, que el estilo per se nunca es garantía de Branding efectivo. El "no quiero un logo mono" de Jobs resume que tras todo buen logotipo siempre hay algo más que un simple logo.