La semana pasada recibimos un email de Pepephone (como clientes de empresa que somos) informándonos del desacuerdo con Vodafone (el operador a través del cual Pepephone nos ofrece su cobertura móvil y de datos) para pasarse a la cobertura conjunta de Movistar y Yoigo. El motivo del cambio de operador no es otro que la negativa de Vodafone a ofrecer su red de 4G a la operadora móvil virtual.
Al día siguiente la OMV publicó en su blog el texto íntegro que habíamos recibido sus clientes. Ojo a este párrafo que nos gustaría compartir y comentar con todos vosotros: no es sólo lo que nos dicen, sino cómo nos lo dicen:
Nosotros tenemos claro nuestro orden de prioridades y nos debemos a nuestros clientes, es decir, a ti y al servicio que te prestamos. A nadie más. Y no porque nos queramos hacer los buenos. Simplemente porque vivimos de ello y no sólo en sentido económico, sino también emocional, ya que tenemos la suerte de poder hacer nuestro trabajo de forma ética y responsable (algo que se dice en sólo dos palabras, pero que se tarda en construir 6 años). Esto nos permite dormir cada noche tranquilos sabiendo que no tenemos alfombras donde esconder cosas que el cliente no ve, que siempre podremos explicar todo lo que hacemos (a veces acertado y a veces erróneo) y que un modelo ético en telecomunicaciones, no sólo funciona, sino que además es rentable.
Wow. ¿Estamos hablando de una operadora móvil? ¿En serio? Eso parece, aunque los clientes no estemos acostumbrados a ejercicios de transparencia como estos por parte del sector. Pero eso no es lo más sorprendente, al menos para los que conocemos la marca y la seguimos, ya que la OMV ha sido transparente como siempre, es decir, coherente.